viernes, 23 de febrero de 2018

Pensar en positivo en fundamemtal en todos los ordenes de la vida



Pensar en positivo es fundamental en todo estado de ansiedad, no solo es suficiente con controlar el componente físico de la ansiedad e iniciar todas aquellas conductas que van a mejorar mi estado ansioso; debemos comenzar a revisar nuestras actitudes mentales, es decir, nuestra forma de pensar. Detrás de todo proceso de ansiedad suelen existir preocupaciones que nos desbordan, pensamientos negativos, miedos, etc. que al no ser abordados de una manera eficaz continuarán generando ansiedad. Pensar es algo que hacemos durante todo el día incluso cuando dormimos seguimos pensando en sueños.
Los principales pensamientos negativos que afectan a la ansiedad son las preocupaciones constantes, aquellas que nos desbordan y van desembocando poco a poco en una escalada de la ansiedad. Hay personas que se preocupan por “todo”, reaccionan de manera exagerada, sacan las cosas de su justa proporción, se centran en los aspectos negativos, se molestan con facilidad, reaccionan siempre con mal humor, etc. Todas estas actitudes ante la vida y sus circunstancias, no dejan de ser un hábito, una actitud aprendida. Por tanto, nuestra superación personal pasa por adquirir la práctica de reaccionar ante la vida de modo más tranquilo, con serenidad ayudando a que las dificultades resulten más fáciles de manejar, así que:
¡ Cambia tu actitud y Cambiará tu vida !

Actitudes mentales que agudizan la ansiedad
Miedo al futuro
Un tipo de pensamiento muy habitual son los ¿Y si?… “y si pasa…” asustándote de las situaciones negativas que pueden ocurrirte en el futuro. Vivir pensando en todas las experiencias negativas que pueden pasarnos en el futuro solo acrecentará aún más la ansiedad, y claro que pueden pasarnos cosas negativas en nuestras vidas pero puestos a inventar imaginemos que también podemos vivir experiencias positivas y agradables. A veces, sufrimos más con lo que imaginamos que con lo que en realidad sucede.
Deja de tener miedo por lo que puede ir mal y comienza a pensar en lo que puede ir bien

Evitación
La evitación de lo que tememos, cuando hay situaciones ante las que, por alguna circunstancia, reaccionamos con ansiedad solemos evitarlas, como por ejemplo, conducir por un determinado sitio, visitar un lugar, etc. El miedo nos impide disfrutar de nuevas experiencias de la vida, aislarnos y sobretodo enredarnos más y más en nuestros temores.
La metáfora del león que tenía sed nos puede ayudar a valorar la importancia de enfrentarnos a aquello que tememos para superar nuestros miedos y controlar mejor la ansiedad:
En una ocasión, un león se aproximó hasta un lago de aguas espejadas y cristalinas para calmar su sed. Al acercarse a las mismas vio su rostro reflejado en ellas y pensó: “¡Vaya, este lago debe ser de este león. Tengo que tener mucho cuidado con él!” Atemorizado se retiró de las aguas, pero tenía tanta sed que regresó a las mismas. Allí estaba otra vez “el león” ¿Qué hacer? La sed lo devoraba y no había otro lago cercano. Retrocedió, volvió  a intentarlo y, al ver al “león”, abrió las fauces amenazadoras pero, al comprobar que el otro “león” hacia lo mismo, sintió terror. Salió corriendo, pero ¡era tanta la sed! Varias veces lo intentó de nuevo y siempre huía espantado. Pero como la sed era tan intensa, tomó finalmente la decisión de beber el agua del lago sucediera lo que sucediera. Así lo hizo. Y al meter la cabeza en las aguas, ¡el león desapareció!.
Este sencillo cuento, nos enseña que de no enfrentarnos a nuestros miedos, éstos cada vez serán mayores. El único método que puede hacer desaparecer aquello que tememos es enfrentarnos a ello; incluso en muchas ocasiones podemos darnos cuenta “que no era para tanto”. Sobre todo es necesario enfrentarnos a situaciones que tememos y que evitamos habitualmente y resultan importantes para nuestra vida superarlas.
Sentir miedo al fracaso
Preocuparnos por el resultado negativo, miedo a no dar la talla derivada de expectativas desmesuradas, tener una autoestima baja llegando a no realizar determinadas tareas o metas por miedo a no hacerlo bien; el hecho de no enfrentarse hace que la persona se pueda sentir más relajada pero la evitación siempre le hará sentir la ansiedad de no estar consiguiendo aquello que desea.
El perfeccionismo
Perseguir que todo este perfecto, estableciendo objetivos inalcanzables y sufriendo ante el más mínimo error acabará desestabilizando a la persona debido a que para la persona con un estilo mental perfeccionista nunca será suficiente. Si deseas vivir sin ansiedad no quieras que todo sea perfecto, plantéate metas realistas, date el derecho a ser humano, y no perfecto/a, y no olvides que
La vida es puro aprendizaje, un ensayo de acierto y error

Postergar o dejar para mañana
Detrás de la actitud de “mañana lo haré” se esconde la ansiedad. El “dejar para después” puede convertirse en  el origen de nuestras ansiedades y en una actitud cotidiana, organizarse y recordar el dicho de “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” puede ser de gran utilidad para no sentirnos constantemente ansiosos con nuestras tareas cotidianas.
Victimismo
Hay personas que se dedican a relatar continuamente lo desafortunadas que son y como todo les ocurre a ellas, y aunque es cierto, que hay personas que viven más sucesos negativos que otras, esa actitud mental solo hará que esa persona se sienta aún más angustiada, no acepte las circunstancias negativas de la vida, y viva enredada en la “queja continua”. Mientras no desenrede esa actitud y adopte la necesidad de no quejarse por su vida, no podrá vivir relajada y serena.
Dediquemos nuestros esfuerzos a actuar y no a lamentar

¿Y por qué tantas distorsiones y errores en nuestra forma de pensar? Quizás la explicación pueda estar en la educación recibida, una educación que tradicionalmente se ha centrado más en inquietar, asustar, asentada en el temor y la desconfianza, en el hacer las cosas bien sin que exista la posibilidad de equivocación, etc. y poco se nos ha enseñado sobre cómo nos sentimos y cómo nuestra forma de afrontar las circunstancias nos hará sentir mejor. Las enseñanzas tradicionales han estado centradas en fijarnos en lo negativo, el castigo, la autoridad, el miedo, dando poca cabida a frases de pensamientos positivos, al refuerzo, al dialogo, a la motivación y al cariño.
¿Cómo el miedo al futuro, la evitación, el perfeccionismo… pueden originar, aumentar o mantener la ansiedad? Tal como explicamos en el artículo comprender la ansiedad para poder superarla, en todos estos casos, estamos activando nuestro sistema de alarma, a veces incluso cotidianamente sin darnos cuenta, vivir constantemente preocupados implica vivir siempre con el sistema de alarma encendido y por tanto, aparecerán los sintomas de ansiedad.
Los pensamientos positivos como clave para superar la ansiedad
Entrenar una resolución eficaz de problemas y un estilo mental positivo nos ayudaran a vivir sin ansiedad, puesto que  la manera en cómo se percibe una situación es el componente más significativo de la ansiedad. Combatir la ansiedad requiere un cambio en nuestro estilo de vida, pero principalmente en nuestra actitud mental y razonamiento, al igual que aprendemos otras cosas también aprendemos a pensar, la ansiedad es tensión, y aumentamos la tensión con nuestro estado mental.
Cuando nos preocupamos podríamos decir que nuestra mente comienza a dar vueltas en círculo sin parar, llegando siempre al mismo lugar. Si queremos ayudar a nuestros pensamientos para que descanse la mente debemos empezar a poner en línea recta nuestro pensamiento, es decir, iniciar un autodiálogo interno con nosotros/as mismos/as donde seamos capaces de dar soluciones a nuestras preocupaciones, dirigiendo nuestra mente por un camino resolutivo… No es fácil pero tampoco imposible.

Para ello el primer paso es darnos cuenta e identificar los pensamientos negativos cuando tienes ansiedad, normalmente no nos detenemos a analizar nuestros pensamientos, dándolos por válidos sin ni siquiera cuestionar su veracidad y más aún si nos perjudica el planteamiento que estamos haciendo. Pues al igual que revisamos lo que comemos ante posibles alergias, para cuidar la salud, etc. también es importante y resultaría un aprendizaje saludable revisar nuestros pensamientos. ¿Cómo? Pues ante el primer atisbo de ansiedad plantearnos ¿Me estoy preocupando demasiado? ¿Estoy dando demasiada importancia a algo negativo? ¿Siento miedo? ¿Me estoy exigiendo demasiado?.
Es momento de dejar de ser catastrofistas, y plantearnos ¿Existe algún modo alternativo de plantearse esta situación? Vamos a ponernos en el peor de los casos, ¿Qué es lo peor que podría ocurrir? Consiste en imaginarse que tus peores miedos se convierten en realidad. Si llegas a la conclusión de que puedes soportar que ocurran esas situaciones o experiencias, te habrás liberado de tus miedos. Preocupándote ¿Puedes evitar lo que temes? ¿Para que sirve preocuparme?
Cambia la actitud que tienes ante tus problemas. Pregúntate siempre ¿Qué es realmente importante?
Si nos cerramos en nuestras propias preocupaciones, difícilmente podemos pasar a la acción. La preocupación debe ser algo momentáneo que nos permita pasar a la acción lo antes posible  para poder conseguir que esos desastres sean menos terribles.
Expresiones y frases positivas
Nuestra forma de expresarnos, es decir, nuestro lenguaje verbal también conviene revisarlo. Cuando valoramos positivamente las cosas y utilizamos un lenguaje positivo y motivador para referirnos a las situaciones también nos ayudará a sentirnos mejor y mejorar nuestro autoestima. Es necesario, tomar conciencia de la diferencia que existe cuando planteamos los puntos de vista u opiniones desde un enfoque negativo o positivo.
Así que revisar las actitudes diarias, observar como reaccionamos ante las experiencias negativas diarias y utilizar un lenguaje y pensamiento positivo hará que afrontemos con optimismo y mayor seguridad las situaciones que se nos plantean. Por ejemplo, no es igual decir “Pienso que” que utilizar la frase alternativa positiva “Estoy segura de”, o decir “No creo que sea capaz” por “Claro que voy a conseguirlo”. Incorpora o enriquece tu lenguaje con más mensajes positivos, frases de autoayuda y ánimo, reflexiones que sirvan para animar; no sólo a tí sino también a tus seres queridos. En este aspecto puede ayudarte mucho la técnica de las autoinstrucciones positivas.

No dejes de prestar atención a las actitudes, pensamientos, palabras, etc. que utilices para modificarlos y cambiarlos por palabras y sobre todo, pensamientos positivos. Un gesto tan sencillo te ayudará a ver el aspecto positivo de las cosas.
Tip sobre superación personal: No sufras inútilmente
Ser positivo no es verlo todo maravillosamente, pues en muchas ocasiones las circunstancias que tenemos puede que no nos sean favorables. Aquí es donde los pensamientos positivos (acompañados de frases de ánimo) pueden ayudarnos para elegir la alternativa que me facilite sentirme mejor, que me tranquilice, me centre y me ayude a afrontar la vida diaria de una manera resolutiva.
Mencionar una pequeña historia que utilizo cuando hablo de los pensamientos positivos que lo ejemplifica
Historia de dos vendedores de zapatos a quienes sus respectivas empresas enviaron África para vender sus productos. Tan pronto como desembarcaron el primer vendedor vio que todo el mundo iba descalzo y mandó un telegrama a su jefe: Vuelvo en el primer barco. Aquí nadie utiliza zapatos. Una semana más tarde llegó un segundo vendedor, el cual encontró con la misma situación: sólo se veía gente descalza por las calles. Pero éste envió el siguiente telegrama a su empresa: Me quedo aquí. Perspectivas fabulosas. No tenemos competencia
Sin duda, la forma de relacionarnos con nuestros problemas tiene muchísimo que ver con la rapidez  y eficacia de las soluciones que aplicamos. Aprender a reaccionar ante la vida de una forma más serena hará que los problemas que parecen “insuperables” sean más fáciles de manejar adquiririendo nuevos hábitos de pensamientos positivos.
Al fin y al cabo, se trata de plantearlo como una situación de superación personal y de esforzarnos en ver el lado bueno de la vida y de las circunstancias, como tradicionalmente se ha podido referir cuando decimos
Ver la botella medio llena en lugar de medio vacía

Es decir, fijarnos en el lado positivo de lo que nos ocurre en lugar de centrarnos en lo negativo. Ser positivo significa encontrar siempre la mejor forma posible de responder a cada situación en tu vida. No ir en contra de la corriente, pues solo nos servirá para sufrir más, aprender a reaccionar con tranquilidad y aceptar los problemas y contrariedades de la vida. Cuando se aprende a “dejar pasar”, los problemas no se resistirán y comenzarán a fluir con mayor facilidad.
Si quieres conseguir la serenidad, opta por “cambiar las cosas que puedes cambiar, aceptar las que no puedes y tener sabiduría para ver la diferencia“. Los obstáculos y los problemas forman parte de la vida, vivir en armonía no significa liberarnos de todos nuestros problemas, sino de cambiar nuestra actitud hacia ellos cuando los aceptamos y aprendemos de ellos. La paz interior se logra mediante la comprensión y aceptación de las inevitables contradicciones de la vida. Recuerda que te conviertes en aquello que más practicas.
No trates de entender todo, a veces no se trata de entender sino de aceptar
Para mejorar la calidad de tu vida debes ser consciente de cómo piensas, y reconocer como son tus hábitos de pensamiento tanto positivos como negativos. Observa tus pensamientos y cómo te sientes. Ser positivo significa estar en armonía. El pensamiento positivo es una actitud mental. Es una forma de ver la vida. Todos/as podemos elegir cómo responder ante una determinada situación. Una última reflexión, intentemos ser positivos:
No podemos cambiar la experiencia pero sí como te enfrentas a ella