lunes, 26 de octubre de 2015

La palabra escripitor. Soy escripintor

El "escripintor" es una palabra nueva inventada por  el acuarelistas Juan Antonio Poblador, prosidente de la Asociación de Artitas Alicantinos, que es la combinación entre escritor y pintor. Ya que somos muchos lo que escribimos y a la vez pintamos. Y creo que esta palabra tendrá fortuna. Los que escribimos y pintamos tenemos el inconveniente de que nuestros compañeros no comprenden que una persona sea dos cosas a la vez, y nos denigrán en alguna de la especialidades por el propio peso de descalifar a uno por tener dos actividades artísticas, en iguladad de condiciones. Parece como si ser escritor estuviera reñido son ser pintor, o viceversa.


 http://www.revistaperito.com/elcazadorarcoiris.pdf

domingo, 18 de octubre de 2015

AMAZON. Tres libros de Ramón Fernández Palmeral





https://www.amazon.es/s/ref=sr_nr_seeall_1?rh=k%3Aramon+fernandez+palmeral%2Ci%3Astripbooks&keywords=ramon+fernandez+palmeral&ie=UTF8&qid=1445154971
                                            (Autor: Ramón Fernández Palmeral)

Miguel Hernández, el poeta del pueblo (en 40 artículos)
Miguel Hernández, el poeta de la tres heridas
El cazador del arco iris :    (los  habitantes de esta aldea era conocedores de un gran secreto)

Ver el pdf "El cazador del arco iris"

......................COMENTARIO SOBRE LAS PUBLICACIONES..........
Publicar en Amazon es relativamente fácil, pero luego cómo se promociona. Los Facebook, Twitter y Linker no son los medios adecuados, o suficientes para una promoción, ni siquiera los blog. En incluso You Tube, es un medio, para darse a conocer. Luego qué sucede, que la gente, salvo algún amigo o familiar, no compran porque no tiene poder adquisitivo. En Amazon hay que comprar con tarjeta de crédito y mucha gente no tiene. Pero AMAZON vende bajo demanda, y no tiene libros en librerías ni en supermercados. El lector tiene que tener el libro delante de los ojos. Y por otra parte que le interese el tema.
El autor de hoy se ha convertido en creador de la obra, corrector, editor, promotor y distribuidor.




viernes, 16 de octubre de 2015

Video promocional "El cazador del arco iris" Editado por Amazon

Libro digital e impreso en AMAZON http://www.amazon.es/El-cazador-del-arco-iris/dp/1517221919/ref=sr_1_3?s=books&ie=UTF8&qid=1441555797&sr=1-3&keywords=el+cazador+del+arco+iris


Los habitantres de esta aldea de Acebumeya eran conocedores de un gran secreto.
 El libro "El cazador del arco iris” es una obra narrativa con elementos poéticos y cierto realismo mágico, es la saga de familia de “Los Simontes”, unos vecinos de Acebumeya (Málaga), la aldea donde suceden cosas extrañas, rodeadas de un mundo mágico y supersticiones, alcanza cotas de un lirismo inusual en estos tiempos de literatura de consumo. Combina curiosas anécdotas con reflexiones filosóficas y análisis subjetivos de un tiempo pasado, donde no existían medios de comunicación como los teléfonos móviles, ni electricidad, ni otras comodidades actuales. El narrador es un vecino que ha vuelto a la vida de los sentidos y al recuerdo de su biografía desde su nacimiento hasta su vejez, poeta de la palabra, pero también es un historiador ocasional que nos aproxima a los moriscos que vivieron en Acebumeya y Frigiliana del S. XVI, repasando la Guerra del Norte de África en el Rif y Melilla, la II República, la dictadura de Franco y la dura posguerra vivida por un Guardia Civil, el maquis, y la democracia de las luces en color al final de terribles años en blanco y negro. Con un estilo ameno y prosa de fácil lectura, el narrador nos va sorprendiendo continuamente en un mundo propio donde nada es lo que parece, ni parece lo que es. Dilata al máximo su capacidad de percepción de la realidad y de la observación llevando a cabo un análisis de su entorno familiar y mental con una investigación profunda de las posibilidades del lenguaje y los giros narrativos donde aparecen otros narradores, lo que da a la obra una segunda perspectiva.
Ramón Fernández Palmeral

 Comentario en Facebook del escritor Carlos Bermejo:
Lo he empezado a leer esta tarde y he sentido tener que dejarlo para venir a Alicante. Me ha enganchado en las primeras páginas: narración semi autóbiografica con retazos de ficción en línea con el realismo mágico de Garcia Márquez y el drama rural de La familia de Pascual Duarte, de Cela. Estoy deseando llegar a casa para dejar de lado lo tres obras en las que leo en los ratos que no escribo y meterme de lleno en este nuevo libro de Ramon Palmeral que creo que va a ser el más atractivo de todos los suyos


                                                       (Ramón Fernández Palmeral)

jueves, 15 de octubre de 2015

Boabdil, Az-Zugahbi, El desdichado

Boabdil (Abu Abd Allah Muhammad ben Alí  al-Hasan az-Zughbî) era hijo del visir del Reino de Granada Muley Hacen (Abu al-Hasan Ali ben Saad). Fue apodado El Chico y  El Desdichado para diferenciarlo de su tío, también llamado Boabdil, El Valiente (Abu Abd Allah Muhammad Ibn Said az-Zaghall). La diferenciación de ambos nombres, además de sus respectivos apodos era, en el primer caso, el nombre de Alí; en el  segundo, Said, hermano de Muley Hacen. Conocido por los cristianos como El Zagal  o El Valiente, se ganó el sobrenombre en la batalla de la Axarquía, donde infringió una importante derrota a los cristianos.  Boabdil El Chico luchó contra su padre y contra su tío para hacerse con el trono de Granada con el propósito de entregarlo posteriormente a Isabel y Fernando, según había pactado con los Reyes Católicos al ser capturado en la batalla de Lucena (1483). Muchas referencias historiográficas culpan de esta dudosa actitud a su madre, la sultana Aixa, a la que describen como mujer varonil, intrigante, despechada, cruel y vengativa porque su marido la había repudiado, por Isabel de Soli, Zoraya o Zoraida...
Tras la batalla de Lucena en 1483, Boabdil fue hecho prisioreno y llevado a la torre prisión de Porcuna. En la rendición hubo de dejar como rehén a su hijo Abmed, el heredero (tenia otros hijos Yusuf y Aixa). Que luego pasaron a Lorca en Murcia, junto con otros hijos de caballeros granadinos.

La Batalla de Martín González y el Cautiverio de Boabdil en Lucena y Porcuna

La Batalla de Martín González y el Cautiverio de Boabdil en Lucena y Porcuna



Durante el decenio que duró la guerra de Granada, uno de los acontecimientos que marcó el futuro del reino granadino fue la nefasta contienda emprendida por el rey Boabdil para tomar la ciudad de Lucena y que tuvo como consecuencia la captura del propio soberano por manos cristianas. Este real apresamiento, además de la gesta militar, fue un hecho de gran trascendencia que abrió el abanico de posibilidades para acciones posteriores, el rey en manos de los monarcas católicos es una gran oportunidad para el fin definitivo de la presencia musulmana en la península que bien supo utilizar el astuto Fernando el Católico.  


A comienzos del año 1483 un ejercito encabezado por el Marqués de Cádiz y otros nobles caballeros deciden, probablemente sin autorización superior, adentrase en la Ajarquia  malagueña (en árabe, axarquia es la parte oriental de una cora o región) aunque esta hueste cayó en una emboscada por los granadinos al mando del destronado Muley Hacen, que por entonces gobernaba la ciudad de Málaga, causando una sangrienta matanza de las tropas cristianas. Desde Granada, el rey Boabdil animado y a la vez envidioso de la victoria de su mayor oponente, su propio padre, decide,  pensando en la debilidad del enemigo, recuperar Lucena que había sido conquistada por Fernando III en 1240. Con la ayuda de su suegro, y alcaide de Loja,  Ibrahim Aliatar sale de Granada con un poderoso ejército, aunque en la misma salida de la ciudad, la surpestición vaticinaba el desastre de la empresa ya que el asta del estandarte que llevaban como insignia se quebró al toparse con el arco de la Puerta del Elvira. Así Boabdil y Aliatar junto a 1500 jinetes y más de 6000 infantes se plantaron el 20 de Abril de 1483 en las mismas puertas de Lucena que era defendida por el joven Alcaide de los Donceles Diego Fernández de Córdoba y por el alcaide de Lucena Hernando de Argote. Mientras algunas tropas islámicas  recorrían las cercanas poblaciones de Aguilar, Montilla, La Rambla, Santaella y Montalbán en busca de botines, el ejército al mando de Boabdil intenta atravesar las puertas de Lucena aunque es resistida heroicamente por los defensores. Neutralizado el ataque, el joven alcaide de los Donceles manda aviso a las poblaciones vecinas mediante las atalayas, del peligro que corre la ciudad de Lucena. Viendo Boabdil la resistencia lucentina y por el temor de un ataque de las poblaciones vecinas decide levantar el cerco justo cuando regresan las tropas que habían recorrido la campiña en busca de botines capitaneado por el abencerraje Ahmad ibn Sarriá. Este propuso hacer una capitulación al que los lucentinos aceptaron, aunque estos no querían otra cosa más que entretener a los granadinos mientras se acercaban  a Lucena las tropas del Conde de Cabra y otros alcaldes que acudieron a la llamada de socorro. Mientras el ejercito de Boabdil se retira lentamente hacia el camino de Granada, el alcaide de los Donceles y el Conde de Cabra que ya había hecho acto de presencia deciden salir en seguimiento del ejercito musulmán. Los granadinos, a las una de la tarde, paran para almorzar en el campo de Aras donde fueron avisados por medio de sus atalayas del seguimiento de las tropas cristianas. Viendo Boabdil las posibilidades de victoria mandó formar a sus ejércitos, al igual modo que los cristianos pararon su persecución y estando los dos ejércitos enfrentados se mandó la batalla. En un primer choque acometieron valerosamente los castellanos hacia los granadinos dejando a mas de 30 caballeros conocidos como la flor de la Casa de Granada muertos y otros tirados de sus apeos. El conde y el alcaide viendo la superioridad mandaron a los lanceros arrasar con toda vida musulmana y estos no tuvieron otra que huir con la mala suerte de dirigirse hacia un pequeño río llamado Pontón de Bindera donde la oportunidad del sitio encaminó la victoria hacia los cristianos dando muerte a los que no se rendían. Aliatar murió en la batalla y Boabdil intenta huir pero su caballo se quedó atascado en el fango de la ribera del arroyo Martín González que da nombre a la batalla. Escondido entre la espesura de la vegetación fue descubierto por el peón lucentino Martín Hurtado quien logro reducirlo mediante golpes de pica, acudieron varios soldados y quedaron asombrados por el aspecto lujoso que presentaba el enemigo. En efecto, iba Boabdil con marlota de brocado y terciopelo carmesí, en el puño la espada de esmalte grana, verde y oro, sobre un fondo de oro viejo con la divisa de los nazaries “Solo Dios es vencedor”. Al preguntarle que quien era para vestir esos ricos ropajes este contesto que era hijo de un noble caballero de Granada ocultando así su verdadera identidad. Al momento se presentó el Alcaide de los Donceles quien le puso una cinta roja en el cuello como signo de cautivo y lo mandó junto a otros prisioneros a los calabozos del Castillo del Moral de Lucena aún sin saber de lo importante de su captura. Tres días después de la victoria cristiana fueron llevados a los calabozos del castillo de Lucena más prisioneros que se habían escondido por los campos lucentinos y al ver a su rey despojado de sus atributos se postraron ante el llorando por  la maldición que ante ellos había caído, hecho este que asombró a los centinelas quienes tras interrogar al regio cautivo, este ya no pudo ocultarles su condición.

Campos de Lucena 

La consecuencia inmediata de este vencimiento y de la prisión  del Boabdil fue la recuperación del mando sobre el reino de Granada del viejo Muley Hacen. Los reyes Católicos al conocer el feliz acontecimiento ordenan que Boabdil sea trasladado al castillo de Porcuna, donde permanecerá varios meses hasta su liberación, dentro de un torreon de planta octogonal construido por la Orden de Calatrava entre los años 1411 y 1435, y que hoy se conoce como la Torre de Boabdil. Este, vencido y apresado por sus enemigos naturales, era una importante carta que los Reyes Católicos supieron mantener en reserva para jugarla a su debido tiempo. Tras varias entrevistas entre Boabdil y los monarcas católicos en la ciudad de Córdoba, es puesto en libertad el príncipe granadino con la condición de que se proclame vasallo a Castilla y por ende el pago de un tributo además de hacer la guerra a su padre Muley Hacen que en esos momento es el sultán de Granada, firmando con esto la sentencia de muerte del reino musulmán de Granada. Aquí juega un papel importante la madre de Boabdil, la sultana  Aixa quien propone los pactos con Isabel de Castilla con la intención de recuperar a su hijo y a que este luchara contra su padre para recuperar el trono de Granada.

Torre del Castillo del Moral de Lucena

Por caprichos de la historia podría ver Boabdil la villa de Arjona, cuna de Alhamar y semilla del linaje nazarita, desde su prisión en Porcuna que significaba el principio del fín de su dinastía. Las guerras civiles que acontecerían en Granada entre los partidarios de Boabdil y los de Muley debilitaron el reino haciendo mas factible la toma de Granada por la cruz, hecho que en menos de una década se hará realidad.
Torre de Boabdil en Porcuna
Miguel Fernández Caballero de Granada (Granada, Reino de Granada, 1495 - Priego de Córdoba, Andalucía, España 1575)
Infante Español.
Fue el hijo ilegítimo de Fernando II de Aragón y de Aixa Sor Isabel de Granada (Hija de Boabdil y Morayma).
Durante la conquista de Granada, el último bastión Moro en la península hispánica, el Rey Fernando, conoció a la joven hija de Boabdil y de Morayma, de nombre Aixa
La cortejó y tuvo un hijo; Sor Isabel, arrepentida de haber concebido fuera de matrimonio, se convierte a la religión católica, se recluye en un convento, donde estuvo hasta el final de sus dias.
Miguel Fernández Caballero de Granada fue educado al parecer por Pedro Fernández de Córdoba, gente de confianza del Rey Fernando, a quien le otorgó después el Marquesado de Priego, por este y otros servicios y lo tuvieron apartado de la corte, para no incurrir en la furia de la Reina Isabel de Castilla, aunque recibió una educación formal, no tuvo ningún cargo de relevancia, precisamente por su origen Moro por el lado materno.
Su padre el rey Fernando de Aragón, lo armó caballero y le otorgó el título nominal de Príncipe del Nuevo Reino de Granada.
A la muerte de su preceptor condujo las capitulaciones de los esponsales del conde de Feria, Lorenzo III Suárez de Figueroa con la hija mayor del matrimonio Fernández de Córdoba, de nombre Catalina.
Después de realizado esto, acudió a trabajar como Bibliotecario en 1519 de Francisco I, rey de Francia, recomendado por Alfonso Manrique de Lara, el obispo de Córdoba, a Francesco de Rochefoucald padrino de su majestad el rey de Francia, en Paris Don Miguel tuvo amistad con Franceso Melzi, secretario de Leonardo da Vinci.
A la muerte de Leonardo se trasladó con Francesco a su villa en Vaprio de Adda en Milán, donde colaboró con él en la organización de los manuscritos del maestro.
Posteriormente en 1520 se integró como secretario de Nicolás Maquiavelo, el 13 de enero de 1522 acudió como representante de Carlos V su imperial sobrino a la boda de su sobrina, María de Austria, hija de su hermana Juana a la que se conocería como Juana "La loca" y de Felipe de Habsburgo "El hermoso", con Luis II Jagellón de Hungría.
El 30 de agosto de 1522 se integró como uno de los secretarios de Adriano Florenz de Utrecht, conocido como el Papa Adriano VI hasta su muerte el 14 de septiembre de 1523.
Se trasladó nuevamente al reino de Hungría donde fue uno de los consejeros del rey, en el enfrentamiento contra Solimán "El magnífico" recibiendo previo a la desastrosa Batalla de Mohács el nombramiento de voivoda de Transilvania, quedando al mando de las tropas de retaguardia.
Regresó a la ciudad de Priego de Córdoba donde contrajo matrimonio el 27 de noviembre de 1528 con Ángela Enríquez de Córdoba, hija de su preceptor. Tuvo descendencia Juan Fernández Caballero nacido en 1550 Manteniendo vivo de esta manera el linaje de Borgoña y Trastámara.por esta vía.
Muere en 1575 a los 80 años de edad.

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   PRÓLOGO para EL CAZADOR DEL ARCO IRIS

No  hace falta rescatar del olvido, ni hacer revivir de los rescoldos y de las cenizas de la selva amazónica a Macondo, la aldea perdida de Gabriel García Márquez.

Mucho más cerca, donde habita el arco iris, se encuentra la aldea de Acebumeya que aparece como por arte de magia y con todo lujo de detalles en el fondo de un profundo valle, al lado de un arroyo, en el cruce de caminos hacia la ruta de la miel, al sur cardinal de Málaga, Reconstruida piedra a piedra con los latidos del corazón y los retazos de la memoria de Ramón Fernández Palmeral.

Generaciones enteras de gentes trabajadoras y honradas, hombres y mujeres que vivieron en este lugar, irán apareciendo ante nuestros ojos, tomando forma individual, con sus rostros curtidos, con sus pasiones y sueños, con sus penas y alegrías, con sus increíbles historias y destinos de la pluma de Ramón Fernández Palmeral.

  Al igual que el coronel Aureliano Buendía recordó frente al pelotón de fusilamiento toda su vida y la historia de sus antepasados, como iluminado por un relámpago vertiginoso de una luz azulada y fantasmagórica que hizo aparecer ante él a su querida aldea de  Macondo,  y su memoria quedó arrasada  por una desbandada de metáforas turbulentas, que arrastraron su alma hasta llevarlo a un abismo insondable de amores imperecederos, y de emociones incontrolables , que le sumergieron en la noche de los tiempos más aciagos y remotos .

Un siglo después el militar guardia civl José Ramón Fernández aparece como por hechizo, como la proyección de un sueño fantástico, que servirá para hacer revivir a su aldea de Acebumeya, para que de nuevo, ese glorioso tiempo en que sus antepasados  habitaron en ese mágico lugar vuelva a ser recordado por todos.

Fue en esa época en que la aldea tuvo más de cien vecinos, una escuela, una alberca, un manantial y muchos bancales, cuando vivió allí la familia de los Simontes, toda una honorable saga de gente buena, una generación en que los padres inculcaban a los hijos, el respeto y la obediencia a los mayores, la humildad, el temor de Dios y el amor a la Naturaleza.
Uno tiempo en que los hombres tenían honor y palabra, en los que tenía más validez un apretón de manos para cerrar un trato, que la firma de un notario y en el que la honra y la fama de las personas era más importante que la todas las riquezas juntas.

En esta fascinante historia creada por Ramón Fernández, aparecen personajes inolvidables que no nos dejarán indiferentes, anécdotas entrañables, reflexiones sobre la vida. En definitiva un magistral retrato de una saga familiar, reconstruido con toda la fuerza vital de una prosa pujante y de una desbordante creatividad, que hacen del autor uno de los más interesantes y amenos narradores de la actualidad.

Pilar Galán García
Escritora y poeta
Enviado desde mi iPad
2015


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domingo, 11 de octubre de 2015

Los presos del Canal del Bajo Guadalquivir

Franco ideó un complejo sistema para explotar a los presos políticos que encerró en sus cárceles. Más de 110.000 vivieron esclavizados en campos de trabajo. Varios miles, además, fueron subarrendados a empresas privadas hasta 1970. En la imagen, presos construyen el Canal del Bajo Guadalquivir.

Terminada, en abril de 1939, las operaciones bélicas de lo que se conoce como Guerra Civil, todos los órdenes de la vida española quedaron afectados por las nuevas condiciones políticas y económicas impuestas por los vencedores.
Con el fin de la contienda, comenzaron los controles de residencia y desplazamiento, las cartillas de racionamiento y el exilio o la prisión de cientos de miles de españoles derrotados.
El Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas, fue creado en Septiembre de 1939, con el fin de utilizar a los reclusos en obras de utilidad nacional. Uno de sus mayores proyectos, fue la obra hidráulica del Canal del Bajo Guadalquivir, conocido popularmente como Canal de los Presos. Entre 1940 y 1962, gracias al trabajo de los prisioneros de guerra y de represaliados políticos, numerosos terratenientes sevillanos transformaron sus latifundios de secano en tierras de regadío y se construyeron varios poblados de colonización.

En el año 1940, La 1ª Agrupación del Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas, situó sus dos primeros campos de trabajo en la fincas de La Corchuela y los Arenales, en el término de Dos Hermanas, a 5 y 10 kilómetros aguas abajo, en dirección a Lebrija. El 20 de enero de 1940, llegaron al campamento los primeros treinta presos que iban a trabajar en la construcción del canal. Entre ellos se encontraba el campesino lucentino Vicente Borrego Rivas, de 34 años.
A lo largo del año, arribarían otros 1.500 penados. En noviembre de 1941 las obras del canal recibieron un nuevo impulso, al encargarse la 6ª Agrupación de otra sección de las obras. 750 penados llegaron al campamento, que se había levantado a unos cinco kilómetros, en la finca Los Merinales

Los reclusos confinados en los distintos campamentos del Bajo Guadalquivir, procedían de las más diversas regiones de España, aunque un 61% eran andaluces. Los presos vivían una existencia desarraigada, lejos de sus habituales lugares de residencia y en condiciones infrahumanas.

Además, el trabajo que realizaron, sobre todo en los primeros años, fue de gran dureza por la falta de instrumentos técnicos y por la propia situación de los campamentos. Muchos de los penados, una vez que consiguieron la libertad, encontraron enormes dificultades para rehacer sus vidas. Desterrados o sometidos a una fuerte exclusión social, no podían acercarse a sus lugares de origen, por lo que en muchos casos no tuvieron más opción que quedarse trabajando en el canal, ahora como asalariados libres o libertos.

Los presos construyeron 30 km. de los 160 km. que tienen el canal en su totalidad, concretamente, el tramo que comprende desde La Rinconada, hasta Dos Hermanas. El trabajo de los presos finaliza en la intersección con el canal del Salado, que tiene su origen en la presa “Torre del Águila” (también construida parcialmente por los presos políticos) en el término municipal de Utrera y junto a la localidad de El Palmar de Troya (pueblo creado por los familiares de los presos). Sin embargo, es más difícil definir,, con precisión, el lugar exacto donde comienzan a trabajar, ya que los presos eran desplazados a otros tramos, incluso cercanos a la localidad de Lora del Río, o sea, junto a su nacimiento en Peñaflor.

Los proyectos para la transformación en regadío de las marismas del bajo Guadalquivir se remontan a principios del siglo XIX. Tan vasta operación hidráulica pasó por numerosas vicisitudes asociadas a los conflictos de intereses afectados por la derivación de aguas del Guadalquivir. Desde los de los gestores del Puerto de Sevilla, hasta la participación de la empresa privada en la financiación de las obras. Todo lo cual se reflejó en la compleja trayectoria de su planificación y ejecución. Son elocuentes de esta complejidad, las características del primer tramo (previsto inicialmente como navegable), la propia secuencia de su construcción, las modificaciones de los proyectos por la incidencia de otras obras públicas (autopista, aeropuerto o polígonos industriales), la cambiante delimitación de las zonas regables y, en consecuencia, las previsiones de agua de riego y dotaciones por unidad de superficie.

Las referencias bibliográficas sobre la propia obra hidráulica demuestran el interés que suscitó tan ambicioso proyecto. Aunque son muy escasas, o prácticamente nulas, las referencias a la forma en que se llevó a cabo la construcción de sus primeras secciones. No fue la única obra que se realizó por presos políticos en Andalucía, pero sí la más significativa, al menos en las comarcas occidentales.
De todas formas, lo que sí conocemos –por la memoria presente y viva de sus testigos– es que el desarrollo de estas obras dejó huellas profundas. Por ejemplo, en el tejido urbano de los alrededores de Sevilla.
Las barriadas de Bellavista o Torreblanca no se entienden sin la actividad directa generada por las obras del canal y las transformaciones hidráulicas del Bajo Guadalquivir. Pero, también, de forma indirecta, por las derivadas de una población reclusa que vivió en los campos de concentración al servicio de estas obras, y en cuyos aledaños se asentaron sus familiares en condiciones penosas de supervivencia y drama humano. La realización del “Canal de los Presos”, significó no solamente una transformación importante del espacio físico, sino que también se tradujo en un cambio social y urbano en los municipios que recibieron a los prisioneros políticos.

Ruinas árabes de El Fuerte de Frigiliana. Vista aérea. Frigiliana la Vieja


Estas son las ruinas de Frigilian la Vieja. Sue una fortaleza de altura desde griego, argaricos, iberos, visigodos, y árabes. Se encontraron monedas de oro (Museo Arqueologico de Frigiliana) Luego desde le periodo Omeya, los habitantes pasaron a Frigiliana la Nueva, donde está actualmente, al caobio del pequeño castillo de Lízar (árabe, siglo XI). Tanto la cumbre como la zona de influencia no ha sido estudiadas en profundidad por los arqaueólogos. Si necesita in estudio exhativo.
El Fuerte de Frigiliana (Málaga) (950¡6m de altitud). Fue un bastión de resistencia de los moriscos en el verano de 1569. Un placer arqueológico que por su altitud todavía no ha sido estudiado ni se han hecho prospecciones. Queda por estudiar, muy bien pudo se un emplazamiento visigodo o romano.
Foto Aérea del satélite de Googel. (Captura de Palmeral)